
Las interpretaciones de los actores son todas magistrales, como es habitual en las pelicullas de Allen, pero quizá destacan dos, por encima de las del resto del reparto; por un lado la del protagonista, Owen Wilson, que nos hace acordarnos del Woody neurótico de anteriores épocas, y el satírico, pero genial Dalí de Adrien Brody, con sus rinocerontes.
Aunque la película no alcanza la genialidad de Match Point, si podemos catalogarla como una de las mejores que ha llevado a cabo el realizador neoyorquino desde hace tiempo, y como ya hemos dicho anteriormente, una de las más positivas, aunque no tuviese la intencion de que fuese así, como el mismo comentó en su presentación en Cannes.
No podemos dejar de nombrar a la maravillosa Marion Cotillard, personaje en torno al cual gira la historia, con permiso de Wilson, y que llevará a este último a tener que plantearse dejarlo todo por amor. Aunque no es ella el único personaje femenino, Rachel McAdams vendrá a ser la otra mujer en la vida de Wilson, en una genial interpretación de chica millonaria de la alta sociedad americana. Junto a ellas, la quizás más mediática de todas las mujeres de la película, Carla Bruni nos sorprende con un pequeño papel de guía en el museo Rodin.
Las referencias al pasado, con las apariciones de Picasso, Dalí, Buñuel, o Gertrud Stein llenan la película de un ambiente nostálgico, que Allen utiliza para demostrarnos que las personas siempre aspiramos a dejar nuestra pequeña huella en la historia, y que queremos aquello que no podemos desear.
De esta película podríamos sacar la conclusión de que Woody Allen no está de acuerdo con el famoso refrán de cualquier pasado fue mejor.
¿Vosótros que pensáis?
By Rules
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